La caminata vale la pena, porque Atlantis es una zona con formaciones rocosas muy singulares debido a que de ahí se extrajo gran parte del marés con el que se construyeron las murallas de piedra de Dalt Vila en el siglo XVI. Algunas de las paredes, más empinadas, hacen las delicias de los escaladores, otras tienen forma de grandes escaleras y son perfectas para tumbarse en sus rellanos. Todo ello se completa con varias piscinas naturales de color verdoso alimentadas por la lluvia y por el mar. Todo un espectáculo de la naturaleza envuelto con un aire mágico, místico y hippy, tanto por el ambiente, como por las figuras talladas en la roca. Podemos bañarnos tanto en las piscinas naturales, cuya agua está más caliente, como en mar abierto, ya que esta zona es ideal para el buceo o el snorkel, con fondos poblados de peces y posidonia.